No es la primera vez que preparo lasaña pero sí que es la primera lasaña que no me mira con ojitos tristes. Esta salió rotunda, llena de sabor y ¡sobró para comer otra vez!
Cocemos quince placas de lasaña y las ponemos a secar en un trapo de cocina. Pochamos algo menos de medio puerro con un poco de aceite de oliva. Añadimos dos ajetes tiernos laminados y doramos. Cuando esté hecho añadimos una zanahoria rallada. A continuación freímos 500 gr. de carne picada, al punto de sal y pimienta. Reservamos.
Preparamos una bechamel con aceite, mantequilla, tres cucharadas soperas de harina y leche. Le damos el punto de sal, pimienta y nuez moscada. Doy por hecho que todos sabéis hacer una bechamel, ¿no? Al mismo tiempo preparamos el tomate de la yaya™ con dos latas de tomate troceado.
La carne ya se habrá enfriado así que se añadimos dos o tres cucharadas de tomate de la yaya, 1 lata de paté (unos 80 gramos) y un poco del agua de cocer la pasta. Cogemos una bandeja para horno y empezamos a montar la lasaña. De abajo a arriba, tomate frito, láminas de lasaña, carne, bechamel, láminas de lasaña, carne, jamón de york, láminas de lasaña, tomate y bechamel. Gratinamos con una mezcla de quesos rallados. En este caso tronchón y parmesano.
Yo sin desayunar y veo esto… pues hijo salivando como un san bernardo en pleno agosto me encuentro… que pinta! 🙂
Y eso que no la has probado. Estaba riquísima. Creo que la clave fue la latita de paté.
Me encanta la lasaña, o los canelones, seguro que estaba muy buena, se huele en la foto, fácil de cocinar y sabrosa. Un saludo.
Caty, a mí también me encanta la lasaña y los canelones. Desgraciadamente no siempre tengo el tiempo y las ganas que requieren su elaboración.
Me gusta tu blog. 🙂